LA INFLACIÓN
JOSÉ LUIS SAMPEDRO Y CARLOS BERZOSA

Ediciones Debate, 2012

Portada del Libro

Es lógico que quienes lean mis escritos, mis apuntes o estas páginas dedicadas a los libros que leo, lleguen a considerarme socialista, comunista, anarquista o yo que se. Intento aprender día a día para mejorar como persona y esa mejora no la voy a encontrar en libros dedicados a enaltecer las políticas de derechas. No puedo considerarme de una ideología en concreto porque entiendo que para hacerlo debo aceptar cada una de las ideas que la compone, cosa que no me ocurre. Digo que no soy cristiano pero en el nuevo testamento aparecen vivencias que comparto, de igual manera con el nazismo, que aún pareciéndome algún que otro punto aceptable, no puede llamárseme nazi.

Se entraría aquí en una zona delicada, ya que los poderes se han encargado de poner las cosas en el sitio que les conviene. Hoy en día no es lo mismo escuchar anarquista que neoliberal. El primero lo asociarán a revueltas, y el segundo parecerá incluso elegante cuando en realidad, siendo adoradores del dinero, son la base de la destrucción. Nos muestran en la tele o en el periódico a un chaval con el rostro cubierto manifestándose y lo denominan "antisistema", y nos asustamos, cuando en realidad el chaval se está manifestando en defensa del sistema de salud que quieren privatizar, o sea, que los que llaman antisistemas al chaval, son los verdaderos antisistemas, ya que pretenden acabar con el sistema público privatizandolo. El dinero es fuerte, y puede comprar el significado de las cosas y hasta la misma realidad.

Una de mis viñetas

Sobre la economía, pues me pasa igual. Hoy en día encuentro a los economistas relacionados con la izquierda que han perdido el verdadero rumbo. Intentan que el trabajador tengan mejor condición de vida pero siempre aceptando el actual sistema económico. Y no estoy de acuerdo, pero sus estudios y razonamientos se acercan mucho más a mi ideal de mundo que los de un economista liberal. Hace poco realicé una tira cómica donde indicaba: "Creré en un partido político donde su lema principal no sea el de Creación de Puestos de Trabajo, sino todo lo contrario, que apueste por desarrollar de tal manera la sociedad, que lo destruya sin que los ciudadanos teman perderlo." Esta idea o similar aún no la he encontrado por ninguna parte, ni siquiera en los economistas o partidos políticos que se dicen estar más a la izquierda de la izquierda. En fin, ni soy comunista ni fascista, ni republicano ni monárquico, soy Pablo... bueno, al menos eso creo.

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EXTRACTOS DEL LIBRO
Acabado de leer el 13 de septiembre de 2016.

Las transferencias financieras en el mercado mundial superan con mucho el valor de los intercambios de bienes y servicios, ofreciendo a los poderosos ganancias espectaculares más rápidas y cómodas, con una ventaja añadida: la opacidad de un sistemaa de dinero y títulos y la desregulación de la ya establecida globalización internacional que permite abordar al margen de la ley negocios tan censurables como los armamentos o el narcotráfico. (pág. 14)

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... hay básicamente dos clases de economistas: los que se dedican a hacer más ricos a los ricos y los que nos preocupamos por hacer menos pobres a los pobres. (pág. 15)

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... nosotros vivimos de nuestro trabajo, mientras ellos, en general, no; a pesar de que el libro sagrado en muchos países es la Biblia, donde se lee aquello de "con el sudor de tu rostro comerás el pan" (Gén. 3:19). Nótese que no afirmo que no trabajen, porque bastante trabajan, y algunos intensamente. Pero sus ingresos exceden, a veces muchísimo, de lo que corresponde a sus esfuerzo y sólo pueden explicarse porque ellos viven, además, del trabajo de otros, cuyo producto pasa a sus manos merced a los mecanismos específicos del sistema. (pág. 18)

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... lo que en definitiva pretende mostrar la curva de Phillips es la necesidad de tener que elegir entre un cierto grado de paro o un cierto nivel de inflación, implicándose con ello que, como dice Shairo, "una tasa de desempleo suficientemente alta mantendría los aumentos de los salarios monetarios a una tasa no inflacionaria". En otras palabras, la curva... enseña que el paro domará a los obreros y moderará sus exigencias salariales, induciéndoles a conformarse con lo que tienen y evitando así la inflación de costes... Es la vieja situación del "ejército de reservas de trabajadores, que tan bien les ha venido siempre a las empresas para poder presionar a la baja los salarios o dificultar su subida. (pág. 59)

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... el sistema ha establecido mecanismos de tal naturaleza que muchas veces el consumidor está obedeciendo a las grandes empresas en el mismo momento en que cree estar imponiendo su libre voluntad. Eso es lo contrario de los supuestos aceptados por los manuales económicos convencionales, donde el conusmidor es el rey, y se comporta según sus gustos o preferencias personales... La ingenua imagen del consumidor imponiendo su voluntar a través de la demanda es algo desmentido a diario por la experiencia del consumismo y de los gastos innecesarios, pero que no somos capaces de evitar ante la avalancha provocativa de la publicidad... pasando por la explotación cormercial del ocio y hasta de la protesta juvenil: así, las tiendas londinenses de Carnaby Street, convirtiendo en próspero mercado de prendas hippies los atuendos que empezaron adoptándose como protesta contra la comercialización de la vida. (págs. 96, 97)

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La gente parece no tener interés en perder sus cadenas y, además, se deja convencer para pagar por llevarlas, atándoselas al cuello en forma de letras de cambio para conseguir anticipadamente, a fuerza de horas extra, la moto cuando se va andando, el utilitario cuando ya se tiene la moto y el coche ostentoso cuando ya se ha subido otro escalón.. Por no hablar del yate... (pág. 98)

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La inflación mana, en sus últimas fuentes, de la necesidad empresarial de defender sus beneficios ante las reivindicaciones de los trabajadores; y su manera actual de conseguirlo consiste en aceptar para ello un inflación moderada que, aunque también acaba afectando a las empresas, lo hace con más retraso que a los demás grupos. La empresa aumenta sus precios y, con ellos, salva su beneficio; y cuando las repercusiones vuelven a erosianarlo, repite la maniobra. Consiguen así un margen que siempre flota relativamente por encima, aunque vaya subiendo constantemente. Esa subida es la inflación. (pág. 125)

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... el empresario no puede evitar el perseguir un máximo beneficio, por la fuerza del producto histórico que es el sistema capitalista, ya que no por la de la naturaleza. Después de todo, a nadie puede extrañarle esa meta en una organización social cuya gran virtud y admirable mérito, cantado con lirismo y unanimidad por los economistas académicos desde Adam Smith hasta hoy, consiste en orientares según el lucro. (pág. 139)

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... el capitalismo es, por definición, el sistema en el que poseen el poder los capitalistas y cuyo norte y guía es el lucro. Ese poder se aplicará, por tanto, a incrementar o defender el beneficio... la defensa del beneficio se consigue con la inflación que, si no lo salva en términos permanentes y absolutos, lo defiende al menos en términos relativos, manteniéndolo a flote y por delante de los ingresos de los trabajadores... si se quiere luchar en serio contra la inflación, hay que dirigir los tiros contra el sistema y contra su atribución del poder a los capitalistas. Y no quiero terminar sin añadir que, aparte del deseo de erradicar la inflación, hay otras razones aún más importantes, no sólo económicas sino humanas en el más alto sentido de la palabra, para desear el final de un sistema que, si cumplió un misión de progreso en su tiempo, no nos ofrece hoy más ideales qu la comercialización de la vida y la sumisión al becerro de oro. (pág. 142)

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Entrevista a Carlos Berzosa

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Las políticas seguidas en la década de 1980, estuvieron sustentadas en altos tipos de interés para frenar la inflación, pero lo que realmente se consiguió con esto fue favorecer la economía financiera, mientras se penalizaba la economía real y productiva. Resultaba más rentable prestar dinero que invertir en fábricas o en empresas de servicios, por lo que estaba teniendo lugar una transferencia de recursos de la economía productiva hacia la economía de las finanzas. Poco a poco, las finanza fueron tomando un lugar predominante en las actividades económicas, siendo en estos años cuando inician su expansión y con ello una nueva fase del capitalismo que verá crecer el poder financiero de forma imparable hasta el estallido de la crisis de 2007. (pág. 170)

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... la fuerte subida del precio del petróleo hizo que los países productores tuvieran un gran excedente monetario, que ante la imposibilidad o no intención, por parte de las élites dominantes, de gastarlo en el desarrollo de sus países, lo colocaron en el mercado financiero mundial. Los bancos depositantes de estos fondos lo prestaban para que los países pudieran pagar una factura petrolífera más cara, con lo que los recursos monetarios se reciclaban otra vez hacia los productores de petróleo, que seguían amasando cada vez más dinero. Fueron los años del auge del capital árabe en la economía mundial. Con los petrodólares se crearon bancos y compraron empresas en los países desarrollados. (pág. 172)

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... una abrumadora mayoría de economistas que enseñan en las universidades mantienen que hay una relación funcional entre la tasa de inflación de salarios (y precios) y el nivel de desempleo. A esta relación se le denomina curva de Phillips, e implic en los términos más simples, más directos y más brutales que el pleno empleo produce inflación. (pág. 181)

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Como dice Stiglitz:" ... la economía de filtración que afirma que finalmente los beneficios del crecimiento se filtran y llegan incluso a los pobres. La economía de la filtración nunca fue más que una creencia, un artículo de fe". Efectivamente, la historia ha puesto de manifiesto que la filtración no funciona, y por ello los países más avanzados pusieron en marcha políticas económicas y sociales de redistribución. (pág. 192)

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... en Estados Unidos, en donde, como ya hemos dicho, pervive el capitalismo en su estado más puro y en consonancia con lo que fue en el siglo XIX y principios del XX, tiene lugar una creciente intervención del Estado en la economía, y la utilización de políticas keynesianas... El periodo que va desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de la década de 1970 viene determinado por un fuerte crecimiento económico en los países pertenececientes al mundo desarrollado como no se había dado antes en la historia del capitalismo, con la consecución del pleno empleo y mejoras en la distribución de la renta, así como avances en la igualdad de derechos y oportunidades. (pág. 196)

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La inestabilidad del sistema financiero en su conjunto ha supuesto graves costes para los países que la han sufrido en sus propias carnes, mientras que, or el contrario, determinados grupos de población se han enriquecido espectacularmente de un modo rápido. La globalización financiera está contribuyendo a la desigualdad mundial,al tiempo que ha fomentado la desregulación del los mercados y el crecimiento de los paraísos fiscales como refugio del dinero negro y del procedente de la delincuencia, del tráfico de armas, de las drogas y del terrorismo. (pág. 209)

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Entrevista a José Luis Sampedro

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La búsqueda del beneficio, como el motor principal, choca con los intereses y necesidades del conjunto de la población. La destrucción del territorio, la creciente privatización, la expulsión de la gente de su propia tierra, son ejemplos de desposesión. Al tiempo que crece la apropiación privada de la riqueza, inseguridad económica aumente y el miedo se instala entre la gente. (pág. 211)

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... lo que tiene lugar es una gran oleada conservadora que pretende eliminar del terreno de juego los bienes públicos y comunes, la intervención pública y la política social, todo en aras del reino del libre mercado. Se vive un gran retroceso en los derechos de la ciudadanía, en el sistema democrático, en los valores y comportamientos éticos, en la solidaridad y en la igualdad... Cambiar la dirección de esta gran corriente no es sencillo cuando, por si fuera poco, los medios de comunicación están en manos de los poderosos y tratan de alienar a la gente con distorsiones de la realidad y desinformando más que preocupándose por formar individuos con suficiente conocimiento para generar su propia capacidad de pensamiento. (pág. 216)

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Las finanzas son un instrumento para que las familias y los hogares puedan adquirir determinados bienes y servicios, pero que tiene la otra cara de la moneda: el endeudamiento al que obliga muchas veces esa carrera desenfrenada de consumo en que el sistema nos envuelve y cuya utilidad es manifiesta para que pueda seguir funcionando. De este modo se consigue dar salida a la sobreproducción de mercanciás que es inherente al sistema. (pág. 218)

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Las grietas que se han abierto en el sistema son evidentes y su reparación se quiere realizar sobre las espaldas de los que menos tienen, que, a su vez, no han tenido ninguna responsabilidad sobre lo que ha sucedido, mientras que los responsables no sólo no pagan por los destrozos causados, sino que se enriquecen cada vez más. (pág. 219)

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Se ataca al Estado de bienestar como el causante de los males que padecen las economías europeas y se argumenta falsamente que dificulta la competitividad. Otra vez se acude al fundamentalismo de mercado como lo que se considera más adecuado para salir de la situación, cuando ha sido precisamente ese fundamentalismo lo que nos ha traído la crisis actual. El capitalismo cada vez es más impotente para resolver los problemas, no solamente a largo plazo, sino a corto y medio... Como muy bien dice Max Otte: "El euro no sirve a los ciudadanos y ciudadanas, sino a la oligarquía financiera". La oligarquía financiera se ha instalado en el poder político y daña a la economía real. Los señores de las finanzas son los que mandan. (pág. 221)

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Una vez más se muestra cómo el paquete de medidas neoliberales ha ido encaminado al reforzamiento del poder de las finanzas y de la obtención de beneficios en esta esfera de la actividad económica. Bajo estas aparentes medidas técnicas, lo que se esconde es el conflicto entre capital y trabajo, es decir, la lucha de clases. Un conflicto que se está resolviendo desde hace tres décadas a favor del capital financiero, pero ello ha traído el desencadenamiento de la crisis y todos los males que una situación de esta naturaleza está acarreando. (pág. 225)

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